La toxina botulínica, comúnmente conocida como botox, es un ​tratamiento estético que consiste en inyectar una proteína derivada de la ​bacteria Clostridium botulinum en los músculos faciales para reducir ​temporalmente la aparición de arrugas y líneas de expresión.

Beneficios:

• Suavización de arrugas: Reduce significativamente la apariencia de líneas ​finas y arrugas dinámicas, como las del entrecejo y las patas de gallo.
  
• Prevención de arrugas: Previene la formación de nuevas arrugas al inhibir ​la contracción muscular que las causa.
  
• Resultados rápidos: Los efectos suelen notarse en unos días, alcanzando ​su máximo efecto en aproximadamente dos semanas.
  
• Duración prolongada: Los resultados pueden durar de 3 a 6 meses, ​dependiendo de la persona y la dosificación.
  
• Procedimiento no invasivo: Es un tratamiento ambulatorio que no ​requiere tiempo de recuperación significativo.
  
• Seguridad comprobada: Es uno de los tratamientos estéticos más ​estudiados y utilizados en todo el mundo.
  

La toxina botulínica también se puede utilizar para controlar la ​hiperhidrosis, un exceso de sudoración que afecta principalmente las ​axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies.

Beneficios:

• Reducción de sudoración excesiva: Bloquea temporalmente las ​señales nerviosas que activan las glándulas sudoríparas, ​reduciendo la producción de sudor.
  
• Mejora de la calidad de vida: Alivia el malestar y la incomodidad ​causados por la sudoración excesiva.
  
• Efecto duradero: Los efectos pueden durar de 6 a 12 meses en ​promedio, dependiendo de la persona y la zona tratada.
  
• Procedimiento no invasivo: Se realiza en consultorio con pequeñas ​inyecciones en las áreas afectadas.
  
• Rápida recuperación: No requiere tiempo de recuperación ​significativo y los pacientes pueden retomar sus actividades ​normales de inmediato.